El mago del norte by Isaiah Berlin

autor:Isaiah Berlin [Berlin, Isaiah]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1993-10-15T00:00:00+00:00

EL LENGUAJE

La concepción de Hamann sobre el lenguaje es la doctrina más nuclear, la más original también y quizá la más fértil del prolífico y desordenado mundo de sus ideas: a partir de la semilla que plantara —como siempre y por principio, no guio la planta: dejó que creciera a su antojo— se desarrolló el historicismo y psicologismo lingüístico de Herder y —nada habría espantado más profundamente a Hamann— algunos elementos decisivos para el análisis moderno del lenguaje.

Los años centrales del siglo XVIII fueron testigos de una célebre controversia acerca del origen del lenguaje, iniciada por Condillac en 1746[1], que dividió a los pensadores entre los que opinaban que era una invención humana y los que suponían que se había dado a la humanidad por Dios. Los que creían que el lenguaje era creación humana, afirmaban que era un producto o de la naturaleza o del arte, que por analogía con el desarrollo de otros aspectos del organismo humano brotó inicialmente de las necesidades biológicas y se desarrolló —como, por ejemplo, mantuvo Maupertuis en 1756[2]— a partir de gestos y de gritos naturales. Algo similar —aunque con considerables diferencias— propuso De Brosses en 1765[3]. Otras teorías «naturalistas» se contenían en el Hermes de Harris (1751) y en el famoso tratado de Lord Monboddo, Of the Origin and Progress of Language (1773-1792). Contra estas opiniones se alzó un ejército de teólogos cristianos liderados por J. P. Süssmilch[4], quien argumentó, como ya afirmara ciertamente Rousseau en su Discours sur l’inégalité de 1755, que si el lenguaje fue invención humana, algo que el hombre creó para satisfacer una necesidad, debería ser producto del pensamiento, puesto que la reflexión era una precondición indispensable del lenguaje, exactamente como el lenguaje lo era del pensamiento. Pero, según Süssmilch, todo pensamiento empleaba símbolos y, por tanto, el lenguaje, o al menos el empleo de la simbolización, estaba presupuesto en el acto mismo de inventar la simbolización y esta, por consiguiente, no podía ser una invención. Este argumento perfectamente válido —válido sin duda contra la ruda noción de un lenguaje como artificio creado por el hombre, lo mismo que la rueda o la hélice— se convirtió en tópico de la discusión teológica y fue muy empleado por Bonald en su intento de refutación a Condillac. Porque la consecuencia que Süssmilch y otros sacaron de este argumento fue que, puesto que el lenguaje no es una creación humana, habría sido comunicado a los hombres por Dios: era un don milagroso de la gracia divina, como la misma alma humana.

La figura máxima de esta controversia fue Herder, quien atacó a Süssmilch con armas tomadas del propio Hamann. La noción de un lenguaje completo, que surge con todas sus armas —estructura gramatical incluida— antes de que la razón humana se hubiera desarrollado hasta alcanzar un grado relevante de sofisticación, le parece una quimera. Todas las facultades crecen; están en una situación de interrelación (Hamann decía mutuamente celosas[5]). El lenguaje es una de las expresiones de este crecimiento simultáneo, orgánico y de la interpenetración mutua de las facultades humanas.

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